Gestionando la impulsividad:
Tal vez escuches la palabra autocontrol y pienses en reprimir, fuerza de voluntad o en obligarte a comportarte de cierta manera. Pero cuando hablo de autocontrol, o de regulación, realmente hablo de que seas capaz de elegir conscientemente, de que te permitas momentos de reflexión y que no seas un esclavo de tus impulsos y de la búsqueda de placer. El desorden, los excesos y la sensación de pérdida de control son grandes causantes de ansiedad, porque nos alejan de la coherencia emocional, influyen en nuestros hábitos, vínculos y autoestima, por eso el día de hoy quiero ayudarte un poco a vivir más en el presente y a ser más feliz con lo menos gratificante. ¿Comenzamos?
La raíz de la conducta: ¿Cómo llegamos aquí?
Tu crianza y personalidad: En algunos casos el perfil de personas impulsivas pudieron experimentar ciertas dificultades en su infancia/adolescencia que fueron moldeando sus rasgos de personalidad actuales. Por ejemplo, historias familiares de ausencia, abandono, violencia o autoritarismo pueden influir en el desarrollo de estos rasgos. Además, la falta de modelos a seguir adecuados puede haber limitado su capacidad para aprender habilidades de autocontrol y regulación emocional.
Factores ambientales: Vivimos en la época de la gratificación instantánea, comprar, consumir, comer inadecuadamente o scrollear es generalmente fácil y accesible para la cultura occidental, llevándonos a disminuir la tolerancia, paciencia y a descuidar las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones.
Tus hábitos: El consumo excesivo de azúcar, cafeína, pornografía, videojuegos, redes sociales y el uso de drogas, tanto legales como ilegales, puede crear un ciclo de ansiedad que pasa desapercibido. Estas conductas fomentan una dependencia de ciertas sustancias y estimulan de manera constante el sistema de recompensa del cerebro, el cual se encarga de la liberación de dopamina, generando así sensaciones de placer.
El inconveniente de estos hábitos, muchos de los cuales están socialmente aceptados, es que vivir en un estado constante de búsqueda de gratificación inmediata puede hacer que las actividades diarias se sientan monótonas y frustrantes, exacerbando así nuestra ansiedad.
Factores biológicos y neuroquímicos: Condiciones como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) , trastornos de personalidad o de ánimo, pueden estar relacionadas con niveles de impulsividad más altos y dificultades en la regulación emocional.
Estrés y ansiedad: Un alto nivel de estrés puede intensificar la impulsividad, ya que las personas pueden sentirse abrumadas y buscar alivio inmediato en lugar de enfrentar los problemas subyacentes. La ansiedad también puede empujar a la impulsividad, ya que la necesidad de escapar de sensaciones incómodas puede llevar a tomar decisiones apresuradas.
¿Qué hacer?
Si te sientes emocionalmente caótic@, desordenad@ y con poca claridad en tus decisiones, además de consultar con un profesional para analizar en detalle lo que podría estar influyendo, te recomendaría enfocar tu atención en trabajar la atención plena. La atención no se trata solo de estar concentrad@, sino de dirigir tu foco hacia lo verdaderamente importante, estar más presente, reducir el ruido mental y encontrar mayor significado y paz en tu día a día.
¿Por dónde empezar?
- Disminuye los estímulos:
El enemigo número uno de tu atención son las distracciones y la estimulación constante que recibimos. Cocinamos escuchando un podcast, nos bañamos con música, y en las pausas del trabajo abrimos Instagram o TikTok. Es un flujo interminable de estímulos, muchos de ellos digitales. Trata de reducir el consumo de tecnología. Aunque es fundamental en nuestra vida diaria, dedicar momentos sin el móvil, sin el ordenador o la televisión puede ser muy beneficioso para tu salud mental y mejorar tu capacidad de estar presente.
Hack: Yo tengo una caja decorativa en mi oficina donde guardo el móvil cuando necesito concentrarme. También me doy permiso de «olvidarme» el móvil en casa cuando salgo a jugar con mi hijo o para una caminata de diez minutos, desconectada. Te recomiendo que pruebes pequeños detox del móvil.
- Cuida la fisiología de tu atención:
La atención no es solo mental; también depende de tu fisiología y estado físico. La alimentación, el ejercicio, la hidratación y la meditación son claves para la salud del cerebro. Introdúcelos gradualmente en tu rutina para mejorar tu concentración y bienestar.
Anécdota: El año pasado tuve una paciente con depresión que a pesar de estar siguiendo todo el tratamiento ,no veíamos avances. Meses después, reveló que llevaba un año bebiendo alcohol todas las tardes. Su revelación fue sorpresiva, ya que no había comentado de este hábito, pero nos ayudó a entender su situación. Al cambiar ese hábito por caminatas de 20 minutos, experimentó un cambio notable: empezó a estar más presente, satisfecha y su cerebro se volvió más saludable. Nuestros hábitos influyen mucho más de lo que pensamos.
- Apóyate de rutinas:
El cerebro trabaja con mayor serenidad cuando tiene claridad sobre lo que debe hacer. No hace falta un horario estricto, pero contar con una pequeña guía para las tareas principales puede ser muy útil. Creo firmemente en los horarios enfocados desde el bienestar: asignar momentos específicos para tus tareas más demandantes del trabajo, el gimnasio, o incluso actividades como cocinar y hacer la lavadora puede transformar tu vida. Además, el orden en el entorno influye en nuestras emociones; una casa caótica puede generar emociones caóticas.
Mi recomendación es incorporar gradualmente rutinas en tu vida: comienza asignando horarios a tus tareas prioritarias y permite que el resto fluya a tu propio ritmo. Así, el orden te brindará paz en lugar de estrés.
Hack: La tecnología puede ser muy útil para esto: aplicaciones como Google Calendar, Trello o incluso ChatGPT pueden ayudarte a crear y organizar tu propio horario. También puedes optar por el clásico lápiz y papel y mantener tu horario a la vista. ¿La clave para que funcione? Repetir, repetir y repetir. Por ejemplo, si decides estudiar los viernes de 5 a 6, asegúrate de mantenerlo durante varias semanas y verás que cada vez será más fácil.
- Utiliza los datos a tu favor:
Gran parte de nuestras decisiones cotidianas, y el sufrimiento que a veces conllevan, surgen de elecciones hechas desde emociones impulsivas. Aunque es humano tomar decisiones desde el impulso o la emoción, podemos mejorar nuestro bienestar si adoptamos un enfoque más analítico. Una herramienta poderosa para ello es recopilar datos de nuestra vida diaria, analizarlos y usarlos conscientemente para guiar nuestras elecciones.
Una forma sencilla de empezar a recolectar datos es llevar un diario, ya sea digital o en papel, donde registres aspectos específicos de tu vida. Por ejemplo, si tienes problemas de ánimo, registra tus emociones y conductas; si quieres mejorar tu relación con el dinero, anota tus gastos; si buscas llevar una dieta más saludable, lleva un registro de tu alimentación y cómo te sientes al respecto. Con el tiempo, estos datos pueden revelar patrones de comportamiento, emociones y consecuencias, dándote una base objetiva para tomar mejores decisiones.
- Enfréntate al aburrimiento:
Practica el no hacer nada, la meditación, el descanso, el silencio, la naturaleza, la lectura, el hacer las cosas a ritmo lento. Disminuye la cafeína, las pantallas, las prisas y la adrenalina. El aburrimiento actúa como una pausa revitalizante que nos permite desconectar y restaurar nuestra atención. Al permitir que nuestra mente experimente el aburrimiento, le damos espacio para recargarse y procesar las experiencias vividas.
- Cuida tu lenguaje:
La autoexigencia y las altas expectativas aumentan nuestro ritmo e intensidad emocional, y pueden desencadenar impulsos difíciles de manejar. Practicar la autocompasión y la flexibilidad psicológica nos ayuda a mantener la calma y a tomar decisiones más conscientes. Recuerda que apoyarte y ser flexible contigo mism@ no solo es útil, sino esencial en este proceso.
- Terapia psicológica:
Todas estas recomendaciones te ayudarán a potenciar tu personalidad, disminuir el estrés y tomar mejores decisiones, pero si sientes que solo no puedes, te aconsejo muchísimo la terapia psicológica. Principalmente porque sentirnos apoyados y acompañados nos da un plus y un mimo al corazón. Las personas impulsivas en ocasiones podemos sentirnos muy solos e incomprendidos, la terapia genera un espacio seguro inigualable. Si quieres probar o entender mejor cómo te pudiera ayudar te invito a probar una primera sesión informativa gratuita. Reserva fácil aquí 👈🏻 Gestionando la impulsividad conectarás con otras partes de ti también increíbles.
–“Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso” Daniel Goleman
Una personalidad impulsiva es increíble, les caracteriza la pasión, la aventura, la valentía y la energía, pero para lo importante de la vida, te recomiendo aprender poco a poco a decidir que quieres hacer con esos impulsos. UTILIZALOS A TU FAVOR y vive más 🩷