Gestionando la impulsividad.

¿Cómo gestionar los rasgos obsesivos de personalidad?

Todos los rasgos de personalidad tienen luces y sombras, pero cuando los vivimos en exceso, nos pueden desbalancear y generar malestar. En el caso de la personalidad obsesiva, podemos encontrarnos con personas apasionadas, a las que les gusta hacer las cosas de manera correcta, suelen ser responsables, confiables y tienen una gran capacidad analítica. El lado negativo es que pueden ser muy rígidas, perfeccionistas y, cuando se anclan en algún pensamiento, es difícil que salgan de allí. Su mente les dará miles de vueltas y esto puede acabar mutando en ansiedad, tensión, culpa e incluso somatizaciones.

¿Por qué me obsesiono y le doy tantas vueltas a las cosas?

Los rasgos obsesivos de personalidad se ven influenciados por múltiples factores, como la genética, el entorno prenatal, la crianza, las experiencias tempranas y el entorno social. Posiblemente, detrás de esas obsesiones, hay una necesidad de control, de seguridad y una baja tolerancia a la incertidumbre. Los modelos sociales de moral, ética, trabajo, éxito y competitividad estimulan el desarrollo de este tipo de personalidades. También influye el aprendizaje por modelaje; si en casa tu crianza fue muy exigente y restrictiva, es posible que repitas patrones. Al mismo tiempo, las personas que experimentaron un hogar desorganizado, sin suelo emocional y con mucho caos, pueden desarrollar precisamente lo contrario: estructuras de pensamiento rígidas para prevenir ese caos.

Las personalidades obsesivas también entran en bucles por temas relacionados con la validación y aceptación de otros. Ya sea por evitar el conflicto o por conseguir un elogio, la persona puede entrar en bucles constantes y juzgar continuamente sus actos y decisiones. Este aspecto está muy relacionado con la autoestima y con las creencias acerca de lo que se espera de él o ella.

En conclusión, detrás de cada rasgo de personalidad exacerbado hay una necesidad importante por cubrir. En los casos de personalidad obsesiva, la persona siente la necesidad de tener el control, de perfeccionismo y de seguridad emocional.

¿Cómo gestionar mis rasgos obsesivos de personalidad?

1.Normalizar y no estigmatizar: Los rasgos de personalidad son patrones de pensamiento, percepción y comportamiento que caracterizan a un individuo y se repiten a lo largo del tiempo. Existen decenas de rasgos de personalidad: obsesivo, introvertido, sensible, histriónico, hiperactivo, amable, oposicionista, responsable, etc. Estos rasgos, per se, NO SON PATOLÓGICOS; sencillamente son maneras de ser, de procesar información y de responder al entorno. Y te cuento todo esto porque normalmente relacionamos la palabra “obsesivo/a” con algo negativo o peligroso, y básicamente es una manera más de funcionar. ¿Puede ser agotador no tener control sobre nuestros pensamientos? Sí, absolutamente. Pero es fundamental no luchar contra ello, no verlo como un castigo y no sentirte menos por ello.

“La imagen se hizo obsesiva hasta adquirir las garras y las alas de una novela”  Juan Marsé, escritor y novelista 

2.Comprender: Normalmente, la mente se obsesiona con cosas que son importantes para nosotros: planificación, preguntas, problemas sin resolver, situaciones del futuro que aún no sabemos cómo acabarán, etc. Dedicar un tiempo a entender lo que necesita nuestra mente nos ayudará a gestionar los episodios obsesivos intensos. Por lo general, lo que busca nuestra mente es la seguridad de que las cosas saldrán bien, un alivio a sus miedos, que pueden ser tan sencillos como el miedo a quedarte dormido y no llegar a tu trabajo, u obsesiones sobre tu relación de pareja o la opinión de los demás.

Pregúntate: ¿Qué temor estoy intentando resolver detrás de este volumen de pensamientos? ¿Qué necesidad emocional se necesita cubrir?

3.Hablar: Las obsesiones se sienten como estar en un cuarto de cuatro paredes sin poder escapar de determinados pensamientos. HABLAR de ello, desahogarnos y compartirlos con alguien más puede sentirse como abrir una ventana y ver otra perspectiva. En muchas ocasiones nos avergüenza o pensamos que nuestras preocupaciones no son lo suficientemente válidas, pero cualquier cosa que se repita en tu mente, SEA LO QUE SEA, es importante y merece espacio ❤.

4.Escribir: En definitiva, la escritura es otra manera de expresión emocional que nos ayudará a salir del bucle, comprender mejor nuestras preocupaciones y aliviar un poco la carga mental. Yo, como buena ansiosa obsesiva, tengo mi cuaderno y mi lápiz —también se le puede decir diario— y cuando algo me tortura a nivel mental, es lo primero que hago. Suelo empezar con preguntas abiertas: ‘¿Qué siento?’, ‘¿Qué me preocupa?’, ‘¿Qué está pasando en mi mente?‘.

Hay distintas estrategias que puedes aplicar en la escritura, te propongo cuatro:

  • Desahogo emocional: Escribe todo lo que te preocupa.
  • Hoja de ruta: ¿Cómo puedo mejorar esto que me preocupa? ¿Cómo solucionarlo?
  • Reflexión: Otro tipo de preguntas: ¿Qué tan probable es que esto pase? ¿Es algo que realmente puedo controlar?
  • Aprendizaje: ¿Qué estoy aprendiendo de esta situación? ¿A dónde me lleva?

5.Relajación fisiológica: Obsesionarnos no es un proceso exclusivamente mental; hay otros factores que influyen, como el descanso, la tensión muscular, las hormonas del estrés, entre otros. Ayudar a nuestro cuerpo a relajarse tendrá un impacto directo en la calidad e intensidad de nuestros pensamientos. De hecho, puede cambiar radicalmente nuestras sensaciones. Aquí te dejo algunas ideas para lograrlo:

-Tiempo en la naturaleza
-Ejercicio físico
-Práctica de mindfulness
-Dormir adecuadamente
-Contacto físico (abrazos, sexo, tomarse de la mano, etc.)

En realidad, cualquier actividad que te haga feliz puede tener este efecto de relajación. Sin embargo, es importante tener en cuenta que a veces las obsesiones no desaparecerán por sí solas, por lo que es recomendable incorporar algunos hábitos para reducirlas.

6.Introducir amor, pasión y compasión en la conversación interna: Como he mencionado anteriormente, obsesionarnos puede sentirse como tensión constante hasta que alguna situación esté resuelta. Sin embargo, cuando alguien de nuestro entorno nos muestra amor y compasión, nos transmite esperanza y nos escucha, nos ayuda a aliviar esa tensión. Te animo a practicar lo mismo contigo mismo: utiliza un lenguaje amable, sé comprensivo contigo mismo y trata de ver la situación desde un punto de vista más sensible ❤.

7.Enfrentar el miedo: Muchas veces nos obsesionamos porque anticipamos, queremos prevenir que no pasen cosas que nos atemorizan o que pensamos que pueden salir mal. Darle una posibilidad al escenario que menos queremos también es una manera de soltar el control.

Por ejemplo, nunca se me olvida una paciente que durante unas tres sesiones se quejaba de sus preocupaciones en relación a su coche. Era un coche viejo que constantemente se dañaba, ameritaba gastos, tiempo y cambios en la rutina. Cuando se le confrontó amablemente sobre cuál era lo peor que podía pasar si el coche se dañaba, llegamos a la conclusión de que no sería tan catastrófico como lo imaginaba. Empezó a tenerlo como última opción y a darle menos vueltas al asunto.

Lo mismo te recomiendo a ti. Sé que nos obsesionamos con temas como la muerte, el desempleo, el fracaso o el abandono, pero la realidad es que siempre lograremos salir adelante y que el peor escenario nunca es el peor escenario.

8.Reaprender a manejar las preocupaciones: A veces caemos en la obsesión porque es lo que hemos aprendido, ya sea por lo que hemos presenciado en casa, por no hablar de ello o por no conocer otras formas de gestionarlo o alternativas. En estos casos, la terapia psicológica suele ser una gran aliada, no solo por la cantidad de herramientas que se pueden aprender, sino también por la dinámica de lluvia de ideas que puede tener lugar en consulta. La terapia estimula la creatividad, la confianza y disminuye la sensación de soledad, si quieres explorar un proceso terapéutico, te dejo más información de mi terapia aquí.

Lo que me gustaría que te llevaras hoy de este artículo es que no es un castigo ser obsesivo; es normal tener pensamientos recurrentes, ya que en un día podemos llegar a tener hasta 80,000 pensamientos. Existen diversas formas de gestionarlo, y aunque algunos días pueden resultar muy difíciles, en otros verás que es simplemente una parte más de ti. Obsesionarse también forma parte del enamoramiento, de emprender, de los hobbies y de perseguir nuestros sueños más grandes. Intenta utilizarlo a tu favor y mantén la paciencia.

PD: En este artículo no abordo el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Si crees que estás experimentando algo similar, te recomiendo hablarlo con tu terapeuta de confianza o reservar una sesión informativa gratuita conmigo para evaluar tu situación.

¿Dudas? Déjamelas en los comentarios del artículo o escríbeme a hola@dianavivemas.com

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